Seronda.
La seronda llega, inevitablemente, cada final de verano. Hoy me lo ha recordado una traición del shuflé de mi ipod y una hoja que se ha colado en mi bolso.
Pero confío en mi capacidad de convertirlo en un dorado tardor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Entrada más reciente
Entrada antigua
Inicio
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario