Comunión.

Pero me he fundido con el mundo: soy una de sus olas, que se desbordan y saltan. Soy ahora la misma melodía que los árboles, los colibríes, el cielo, la fruta y las verduras en hileras. Soy todo o cualquiera de esas cosas. Me puedo metamorfosear a voluntad.
¿Necesitáis alegría, necesitáis amor? ¿Sois hojas empapadas en algún patio olvidado? ¿Sufrís frío, hambre, soledad, parálisas, ceguera? Tengo lo que queráis, a puñados, a brazadas, para todos.
Convertidlo en calcetines, cubreteteras, cogines contra el frío (...)
Me siento tan perpleja, tan ignorante, tan desconcertada como el día en que di álgebra por primera vez.
No hay problemas, no hay pesares, no hay errores: se unen a la apremiante canción que el mundo canta. Así viven los ángeles: pasan todas sus horas cantando alabanzas al Señor. No hay que hacer nada, saborear es suficiente.
Es vida suficiente.
ELIZABETH SMART

1 comentario:

Patricia Casalderrey dijo...

La chica que llenaba los libros de notas y los veranos de piscinas.


* en cuanto pase la vorágine, buscaré algo de E.